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Qué es la discriminación social y cuándo necesita intervención?

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Qué es la discriminación social y cuándo necesita intervención?

La discriminación social es un útil indicador para medir el grado de desarrollo de una sociedad: las más avanzadas tienen índices bajos de esta lacra y, al mismo tiempo, saben combatirla con decisión, recursos y efectividad. Dada su importancia, varios son los ciclos formativos de grado superior que lo abordan y que puedes estudiar en Linkia FP a distancia. Precisamente por ello le dedicamos este post, en el que analizamos qué es y cuándo intervenir.

Qué es la discriminación social

Para explicar qué es “discriminación social”, podemos recurrir a la definición que da el DRAE sobre “discriminar”. Según una de sus acepciones, significa “dar trato desigual a una persona o colectividad” por diferentes motivos, como explicaremos más abajo. Y el adjetivo “social” complementa el concepto, indicando que ese trato desigual se realiza en el marco de una sociedad, la cual puede influir directa o indirectamente en esa discriminación.

La mencionada definición del DRAE habla de motivos “raciales, religiosos, políticos, de sexo, de edad, de condición física o mental”, pero añade un ‘etcétera’ para dar a entender que esta discriminación social puede estar provocada por otras muchas causas. Esto bien lo saben las organizaciones del tercer sector, es decir, aquellas que no tienen ánimo de lucro y dedican todo su esfuerzo a ayudar a los demás para construir una sociedad mejor. Y son ellas las que lanzan la voz de alarma sobre nuevas tipologías de discriminación.

Por ejemplo, hay dos motivos que no aparecen en la definición del DRAE pero que están muy de actualidad y pueden desencadenar discriminación social, tanto en España como en otros países. Uno de ellos es la orientación sexual, como denuncian a diario los colectivos LGTBi. El otro es el aspecto físico, una cuestión muy amplia que puede estar relacionada con el racismo más básico pero también con razones religiosas o creencias populares, como el caso de los albinos en Tanzania.

Por otro lado, cabe mencionar el machismo: si bien se ha avanzado mucho en este aspecto, cabe decir que este tipo de discriminación se manifiesta a menudo de manera larvada y casi imperceptible, pero sus efectos son evidentes y cuantificables. Por ejemplo, en lo que se refiere a los salarios laborales o a las oportunidades para acceder a un puesto de trabajo.

Todos estos ejemplos de discriminación social son, lógicamente, negativos. No obstante, también hay que mencionar la llamada “discriminación positiva”, es decir, aquel conjunto de políticas y prácticas orientadas a compensar la discriminación negativa que sufren determinados colectivos. Es el caso de las ayudas directas o indirectas que reciben las personas con discapacidad física o intelectual para el acceso a un puesto de trabajo y que, de otra manera, encontrarían mucho más difícil. En cualquier caso, conviene tener presente que el concepto de “discriminación social” es siempre negativo, nunca positivo.

Cuándo hay que intervenir

Por desgracia, la discriminación social siempre ha existido: prácticamente en cualquier lugar del mundo y en cualquier periodo histórico. Sin embargo, uno de los pilares de nuestra sociedad actual es la igualdad, como consagra la Constitución Española en su artículo 14: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.

Y para garantizar que esa discriminación social no se produzca, es preciso intervenir cuando haya indicios o evidencias de que eso está ocurriendo o puede llegar a suceder. En este sentido, ha sido útil la generalización de un término en los últimos años: “en riesgo de exclusión social”. De esa manera se conoce principalmente a las personas o colectivos que pueden quedar en una situación de pobreza económica, algo que puede deberse simplemente a causas personales pero también a algún tipo de discriminación social.

Para actuar contra una situación de discriminación, pueden ser los afectados quienes soliciten esa intervención, pues nadie mejor que ellos saben los perjuicios que se les está ocasionando. Sin embargo, a veces se trata de un paso difícil de dar, ya sea por desconocimiento de los procedimientos a seguir, de los recursos disponibles o incluso por el miedo a las consecuencias, en forma de represalias.

Por ello, también pueden ser otras personas físicas o jurídicas quienes reclamen la intervención. En este sentido, las instituciones públicas pueden ocuparse de ello, por ejemplo a través de los servicios sociales de un Ayuntamiento, ya sea para prevenir esa situación de discriminación o bien para mitigarla o repararla por completo.

Mención especial merecen los profesores en las etapas más tempranas de la escuela, como puede ser la Educación Infantil y la Primaria. Estos docentes comparten mucho tiempo con los niños y pueden intuir o incluso descubrir situaciones de discriminación social en los menores, algo que podría extrapolarse a los adultos de su núcleo familiar o social.

Y por último, hay que destacar también la intervención que realizan las entidades del tercer sector: ONGs, agencias gubernamentales de cooperación y otras organizaciones que se dedican a combatir los diferentes tipos de discriminación.

Dos opciones para trabajar combatiendo la discriminación social

Si tu gran aspiración profesional es intervenir para acabar con la discriminación social de las personas más vulnerables, debes saber que hay varios itinerarios formativos para conseguirlo. Y dos de ellos forman parte del catálogo de Linkia FP, bajo la categoría de ‘Servicios socioculturales y a la comunidad’. 

El primero y más evidente es el Ciclo Formativo de Grado Superior en Integración Social a distancia, orientado en su totalidad a adquirir competencias para combatir la discriminación social y ayudar a las personas afectadas. El segundo es el Ciclo Formativo de Grado Superior en Educación Infantil a distancia: si bien este ciclo forma a sus estudiantes en métodos de enseñanza y desarrollo cognitivo a edades tempranas, también cuenta con módulos centrados en la intervención con familias y menores en riesgo social.

En definitiva, son dos opciones formativas muy válidas con las que aportar tu granito de arena para conseguir una sociedad más justa e igualitaria, sin personas excluidas a causa de la discriminación.

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