¿Es bueno estudiar con música? Qué dicen los estudios
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Probablemente hayas escuchado más de una vez que la música tiene un impacto positivo para el estudio o para concentrarse durante un periodo de tiempo en una tarea concreta. A lo largo de los últimos años, varios estudios han demostrado que la música produce efectos positivos tanto en nuestro cuerpo como en nuestra mente, activando al mismo tiempo el cerebro izquierdo y el derecho. Esta activación simultánea de ambos hemisferios puede maximizar el aprendizaje y mejorar la memoria. Pero, ¿hasta qué punto es esto cierto y aplicable a todos? ¿Puedes beneficiarte realmente de escuchar música mientras estudias? Hoy en Linkia FP te contamos si es bueno estudiar con música. ¡Sigue leyendo!
Descubriendo si es bueno estudiar con música o no
La respuesta más obvia a si es bueno estudiar con música es que ésta puede tener efectos tanto positivos como negativos, dependiendo tanto del estudiante como del tipo de música. Por esta razón, parece necesario profundizar en qué beneficios puede reportarnos la música y, lo más importante, cuando podemos extraer un provecho real de ello. Lo abordamos a continuación.
La música alivia el estrés de los estudiantes
En medio de un semestre ajetreado, el estrés de los estudiantes aumenta. Esta es la razón perfecta para revisar las notas de clase al ritmo de la música, algo que puntualmente puede ayudar a reducir el estrés. Y es que, según varios estudios, la música reduce eficazmente el estrés tanto en personas sanas como en personas con problemas de salud.
Diversos investigadores señalan que escuchar música relajante puede disminuir la presión arterial, la frecuencia cardíaca y los niveles de ansiedad en pacientes cardíacos. Esta declaración revela el poderoso efecto que las canciones por sí solas pueden tener en el cuerpo humano. Puede deducirse, por tanto, que no es del todo desaconsejable acompañar una sesión ligera de estudio con un fondo musical. Incluso hay quienes optan por hacerse una lista con temas que les ayudan a concentrarse; un hábito que puede llegar a formar parte del proceso sobre cómo organizarte para estudiar.
La música en tareas repetitivas y de concentración
Desde hace muchas décadas, diversos estudios han probado que la música es capaz de aumentar la productividad; eso sí, únicamente en tareas que sean repetitivas, rutinarias, monótonas y/o previsibles, pues en estos casos la melodía actúa como estimulante para la actividad mental. Nos referimos a aquellas tareas que podemos comprender dentro del concepto multitasking (término que hace referencia a la capacidad de realizar más de una tarea al mismo tiempo). Esto se debe a que nuestra memoria motora es capaz de interiorizar las acciones más automatizadas, sin necesidad de que nuestro foco de atención tenga que intervenir en ellas.
Sin embargo, cuando las tareas resultan más desafiantes y exigen una verdadera concentración, la música puede convertirse en un impedimento. Incluso, puede tener un efecto demoledor en nuestro rendimiento al estudiar o a la hora de realizar alguna operación mental medianamente compleja. Cabe tener en cuenta que ante tareas de este calibre ponemos gran parte de nuestro sistema nervioso en funcionamiento para que se centre únicamente en la tarea que requiere total atención. En consecuencia, nos vemos obligados a desatender otras funciones.
¿Cuándo es bueno estudiar con música y cuándo no?
En resumen, podemos afirmar que el efecto de la música en nuestra capacidad de estudio varía en función de la complejidad de los contenidos que debamos aprender o del proceso de estudio en el que nos encontremos. Además, también debemos tener en cuenta que influyen otros factores completamente personales, como las características psicológicas de cada uno.
Por tanto, uno de los mejores consejos para estudiar y superar cualquier examen que podemos darte es que reserves el papel de la música para tareas mecánicas y monótonas (quizás para pasar los apuntes a limpio de forma diaria). Experimenta y comprueba si realmente te resulta productiva para desempeñar aquellas tareas que no requieran toda tu atención, ya que harán de estas actividades menos exigentes (y a menudo más tediosas) una experiencia más agradable, por lo que probablemente podrás implicarte en ellas durante más tiempo sin que te suponga un esfuerzo.
No obstante, para tareas más complejas, es mejor no perturbar nuestro foco de atención, ya que la música podría resultar una distracción que nos alejaría de nuestros objetivos, resultando contraproducente y entorpeciendo la acción propia del estudio. Sobre todo, de cara a las rectas finales antes de los exámenes: un momento en que es más importante que nunca tomar un total control sobre nuestra capacidad de atención.
Esperamos que te haya resultado interesante conocer esta información y que, después de leernos, puedas valorar mejor si en tu caso es bueno estudiar con música o no. Al final, cada persona tiene una forma distinta de responder a las metodologías de estudio, por lo que lo más recomendable es que nos pongamos a prueba y así comprobar qué es lo que realmente nos funciona y qué debemos evitar a toda costa. ¡Comienza a experimentar y encuentra tu propio método!